LIBRO:

LIBRO DE LOS SALMOS

 

Capítulo:

SALMO 51

Miserere.

51, 1 Del maestro de coro. Salmo. De David.

51, 2 Cuando el profeta Natán le visitó después que aquél se había unido a Betsabé.

51, 3 Tenme piedad, oh Dios, según tu amor, por tu inmensa ternura borra mi delito,

51, 4 lávame a fondo de mi culpa, y de mi pecado purifícame.

51, 5 Pues mi delito yo lo reconozco, mi pecado sin cesar está ante mí;

51, 6 contra ti, contra ti solo he pecado, lo malo a tus ojos cometí.Por que aparezca tu justicia cuando hablas y tu victoria cuando juzgas.

51, 7 Mira que en culpa ya nací, pecador me concibió mi madre.

51, 8 Mas tú amas la verdad en lo íntimo del ser, y en lo secreto me enseñas la sabiduría.

51, 9 Rocíame con el hisopo, y seré limpio, lávame, y quedaré más blanco que la nieve.

51, 10 Devuélveme el son del gozo y la alegría, exulten los huesos que machacaste tú.

51, 11 Retira tu faz de mis pecados, borra todas mis culpas.

51, 12 Crea en mí, oh Dios, un puro corazón, un espíritu firme dentro de mí renueva;

51, 13 no me rechaces lejos de tu rostro, no retires de mí tu santo espíritu.

51, 14 Vuélveme la alegría de tu salvación, y en espíritu generoso afiánzame;

51, 15 enseñaré a los rebeldes tus caminos, y los pecadores volverán a ti.

51, 16 Líbrame de la sangre, Dios, Dios de mi salvación, y aclamará mi lengua tu justicia;

51, 17 abre, Señor, mis labios, y publicará mi boca tu alabanza.

51, 18 Pues no te agrada el sacrificio, si ofrezco un holocausto no lo aceptas.

51, 19 El sacrificio a Dios es un espíritu contrito; un corazón contrito y humillado, oh Dios, no lo desprecias.

51, 20 ¡Favorece a Sión en tu benevolencia, reconstruye las murallas de Jerusalén!

51, 21 Entonces te agradarán los sacrificios justos, - holocausto y oblación entera - se ofrecerán entonces sobre tu altar novillos.

 

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SALMO 52

Juicio del pérfido.

52, 1 Del maestro de coro. Poema. De David.

52, 2 Cuando el edomita Doeg vino a avisar a Saúl diciéndole: "David ha entrado en casa de Ajimélek."

52, 3 ¿Por qué te glorías del mal, héroe de infamia?Todo el día

52, 4 pensando estás en crímenes, tu lengua es una afilada navaja, oh artífice de engaño.

52, 5 El mal al bien prefieres, la mentira a la justicia; = Pausa. =

52, 6 jamas toda palabra de perdición, oh lengua engañadora.

52, 7 Por eso Dios te aplastará, te destruirá por siempre, te arrancará de tu tienda, te extirpará de la tierra de los vivos. = Pausa. =

52, 8 Los justos lo verán y temerán, se reirán de él:

52, 9 ¡Ese es el hombre que no puso en Dios su refugio, mas en su gran riqueza confiaba, se jactaba de su crimen!

52, 10 Mas yo, como un olivo verde en la Casa de Dios, en el amor de Dios confío para siempre jamás.

52, 11 Te alabaré eternamente por lo que has hecho; esperaré en tu nombre, porque es bueno con los que te aman

 

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SALMO 53

El hombre sin Dios.

53, 1 Del maestro de coro. Para la enfermedad. Poema. De David.

53, 2 Dice en su corazón el insensato: "¡No hay Dios!" Corrompidos están, de conducta abominable, no hay quien haga el bien.

53, 3 Se asoma Dios desde los cielos hacia los hijos de Adán, por ver si hay un sensato, alguien que busque a Dios.

53, 4 Todos ellos están descarriados, en masa pervertidos.No hay quien haga el bien, ni uno siquiera.

53, 5 ¿No aprenderán todos los agentes de mal que comen a mi pueblo como se come el pan, y no invocan a Dios?

53, 6 Allí de espanto temblarán, donde nada hay que espante.Pues Dios dispersa los huesos de tu sitiador, se les ultraja porque Dios los rechaza.

53, 7 ¿Quién traerá de Sión la salvación de Israel? ¡Cuando Dios cambie la suerte de su pueblo, exultará Jacob, se alegrará Israel!

 

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SALMO 54

Clamor al Dios justiciero.

54, 1 Del maestro de coro. Para instrumentos de cuerda. Poema. De David.

54, 2 Cuando los zifitas vinieron a decir a Saúl: "¿No está escondido David entre nosotros?"

54, 3 ¡Oh Dios, sálvame por tu nombre, por tu poderío hazme justicia,

54, 4 oh Dios, escucha mi oración, atiende a las palabras de mi boca!

54, 5 Pues se han alzado contra mí arrogantes, rabiosos andan en busca de mi alma, sin tener para nada a Dios presente. = Pausa. =

54, 6 Mas ved que Dios viene en mi auxilio, el Señor con aquellos que sostienen mi alma.

54, 7 ¡El mal recaiga sobre los que me asechan,Yahveh, por tu verdad destrúyelos!

54, 8 De corazón te ofreceré sacrificios, celebraré tu nombre, porque es bueno,

54, 9 porque de toda angustia me ha librado, y mi ojo se recreó en mis enemigos

 

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SALMO 55

Oración del calumniador.

55, 1 Del maestro de coro. Para instrumentos de cuerda. Poema. De David.

55, 2 Escucha, oh Dios, mi oración, no te retraigas a mi súplica,

55, 3 dame oídos, respóndeme, en mi queja me agito. Gimo

55, 4 ante la voz del enemigo, bajo el abucheo del impío; pues vierten sobre mí falsedades y con saña me hostigan.

55, 5 Se me estremece dentro el corazón, me asaltan pavores de muerte;

55, 6 miedo y temblor me invaden, un escalofrío me atenaza.

55, 7 Y digo: ¡Quién me diera alas como a la paloma para volar y reposar!

55, 8 Huiría entonces lejos, en el desierto moraría.

55, 9 En seguida encontraría un asilo contra el viento furioso y la tormenta. = Pausa. =

55, 10 ¡Oh, piérdelos, Señor, enreda sus lenguas!, pues veo discordia y altercado en la ciudad;

55, 11 rondan día y noche por sus murallas.Y dentro de ella falsedad y malicia,

55, 12 insidias dentro de ella, jamás se ausentan de sus plazas la tiranía y el engaño.

55, 13 Si todavía un enemigo me ultrajara, podría soportarlo; si el que me odia se alzara contra mí, me escondería de él.

55, 14 ¡Pero tú, un hombre de mi rango, mi compañero, mi íntimo,

55, 15 con quien me unía una dulce intimidad, en la Casa de Dios! ¡Oh, váyanse en tumulto,

55, 16 caiga la muerte sobre ellos, vivos en el seol se precipiten, pues está el mal instalado en medio de ellos!

55, 17 Yo, en cambio, a Dios invoco, y Yahveh me salva.

55, 18 A la tarde, a la mañana, al mediodía me quejo y gimo: él oye mi clamor.

55, 19 En paz mi alma rescata de la guerra que me hacen: aunque sean muchos contra mí,

55, 20 Dios escucha y los humilla, él, que reina desde siempre.Pero ellos sin enmienda, y sin temor de Dios.

55, 21 Cada uno extiende su mano contra sus aliados, viola su alianza;

55, 22 más blanda que la crema es su boca, pero su corazón es sólo guerra; sus palabras, más suaves que el aceite, son espadas desnudas.

55, 23 Descarga en Yahveh tu peso, y él te sustentará; no dejará que para siempre zozobre el justo.

55, 24 Y tú, oh Dios, los hundirás en el pozo de la fosa, a los hombres de sangre y de fraude, sin alcanzar la mitad de sus días.Mas yo confío en ti.

 

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SALMO 56

El fiel no sucumbirá.

56, 1 Del maestro de coro. Según: "La opresión de los príncipes lejanos".De David. A media voz. Cuando los filisteos se apoderaron de él en Gat.

56, 2 Tenme piedad, oh Dios, porque me pisan, todo el día hostigándome me oprimen.

56, 3 Me pisan todo el día los que me asechan, innumerables son los que me hostigan en la altura.

56, 4 El día en que temo, en ti confío.

56, 5 En Dios, cuya palabra alabo, en Dios confío y ya no temo, ¿qué puede hacerme un ser de carne?

56, 6 Todo el día retuercen mis palabras, todos sus pensamientos son de hacerme mal;

56, 7 se conjuran, se ocultan, mis pisadas observan, como para atrapar mi alma.

56, 8 Por su iniquidad, ¿habrá escape para ellos? ¡Abate, oh Dios, a los pueblos en tu cólera!

56, 9 De mi vida errante llevas tú la cuenta, ¡recoge mis lágrimas en tu odre!

56, 10 Entonces retrocederán mis enemigos, el día en que yo clame.Yo sé que Dios está por mí.

56, 11 En Dios, cuya palabra alabo, en Yahveh, cuya palabra alabo,

56, 12 en Dios confío y ya no temo, ¿qué puede hacerme un hombre?

56, 13 A mi cargo, oh Dios, los votos que te hice: sacrificios te ofreceré de acción de gracias,

56, 14 pues tú salvaste mi alma de la muerte, para que marche ante la faz de Dios, en la luz de los vivos.

 

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SALMO 57

En medio de los leones.

57, 1 Del maestro de coro. "No destruyas." De David. A media voz. Cuando, huyendo de Saúl, se escondió en la cueva.

57, 2 Tenme piedad, oh Dios, tenme piedad, que en ti se cobija mi alma; a la sombra de tus alas me cobijo hasta que pase el infortunio.

57, 3 Invoco al Dios Altísimo, al Dios que tanto hace por mí.

57, 4 Mande desde los cielos y me salve, confunda a quien me pisa, envíe Dios su amor y su verdad. = Pausa. =

57, 5 Mi alma está tendida en medio de leones, que devoran a los hijos de Adán; sus dientes son lanzas y saetas, su lengua, una espada acerada.

57, 6 ¡Alzate, oh Dios, sobre los cielos, sobre toda la tierra, tu gloria

57, 7 Tendían ellos una red bajo mis pasos, mi alma se doblaba; una fosa cavaron ante mí, ¡cayeron ellos dentro! = Pausa. =

57, 8 A punto está mi corazón, oh Dios, mi corazón a punto; voy a cantar, voy a salmodiar,

57, 9 ¡gloria mía, despierta!, ¡despertad, arpa y cítara!, ¡a la aurora he de despertar!

57, 10 Te alabaré entre los pueblos, Señor, te salmodiaré entre las gentes;

57, 11 porque tu amor es grande hasta los cielos, tu verdad hasta las nubes.

57, 12 ¡Álzate, oh Dios, sobre los cielos, sobre toda la tierra, tu gloria!

 

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SALMO 58

El juez de los jueces de la tierra.

58, 1 Del maestro de coro. "No destruyas." De David. A media voz.

58, 2 ¿De veras, dioses, pronunciáis justicia, juzgáis según derecho a los hijos de Adán?

58, 3 No. que de corazón cometéis injusticias, con vuestras manos pesáis la violencia en la tierra.

58, 4 Torcidos están desde el seno los impíos, extraviados desde el vientre los que dicen mentira;

58, 5 tienen veneno como veneno de serpiente, como el de un áspid sordo que se tapa el oído,

58, 6 que no oye la voz de los encantadores, del mago experto en el encanto.

58, 7 ¡Oh Dios, rompe sus dientes en su boca, quiebra, Yahveh, las muelas de los leoncillos.

58, 8 ¡Dilúyanse como aguas que se pasan, púdranse como hierba que se pisa.

58, 9 como limaco que marcha deshaciéndose, como aborto de mujer que no contempla el sol!

58, 10 Antes que espinas echen, como la zarza, verde o quemada, los arrebate el torbellino!

58, 11 Se alegrará el justo de haber visto la venganza, sus pies bañará en la sangre del impío;

58, 12 y se dirá: "Sí, hay un fruto para el justo; sí, hay un Dios que juzga en la tierra."

 

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SALMO 59

Líbrame de mis enemigos, oh Dios mío.

59, 1 Del maestro de coro. "No destruyas." De David. A media voz. Cuando Saúl mandó a vigilar su casa con el fin de matarle.

59, 2 ¡Líbrame de mis enemigos, oh Dios mío, de mis agresores protégeme,

59, 3 líbrame de los agentes de mal, de los hombres sanguinarios sálvame!

59, 4 Mira que acechan a mi alma, poderosos se conjuran contra mí; sin rebeldía ni pecado en mí, Yahveh,

59, 5 sin culpa alguna, corren y se aprestan.Despiértate, ven a mi encuentro y mira,

59, 6 tú, Yahveh, Dios Sebaot, Dios de Israel, álzate a visitar a todos los gentiles, no te apiades de ninguno de esos traidores pérfidos. = Pausa. =

59, 7 Regresan a la tarde, aúllan como perros, rondan por la ciudad.

59, 8 Míralos desbarrar a boca llena, espadas en sus labios: "¿Hay alguno que oiga?"

59, 9 Mas tú, Yahveh, te ríes de ellos, tú te mofas de todos los gentiles.

59, 10 Oh fuerza mía, hacia ti miro.Pues es Dios mi ciudadela,

59, 11 el Dios de mi amor viene a mi encuentro.Dios me hará desafiar a los que me asechan.

59, 12 ¡Oh, no los mates, no se olvide mi pueblo, dispérsalos con tu poder, humíllalos, oh Señor, nuestro escudo!

59, 13 Pecado es en su boca la palabra de sus labios; ¡queden, pues, presos en su orgullo, por la blasfemia, por la mentira que vocean!

59, 14 ¡Suprime con furor, suprímelos, no existan más!Y se sepa que Dios domina en Jacob, hasta los confines de la tierra. = Pausa. =

59, 15 Regresan a la tarde, aúllan como perros, rondan por la ciudad;

59, 16 vedlos buscando qué comer, hasta que no están hartos van gruñendo.

59, 17 Yo, en cambio, cantaré tu fuerza, aclamaré tu amor a la mañana; pues tú has sido para mí una ciudadela, un refugio en el día de mi angustia.

59, 18 Oh fuerza mía, para ti salmodiaré, pues es Dios mi ciudadela, el Dios de mi amor.

 

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SALMO 60

Súplica nacional después de la derrota.

60, 1 Del maestro de coro. Según "El lirio del testimonio". A media voz. De David. Para enseñar.

60, 2 Cuando luchó contra Aram de Naharáyim y Aram de Sobá, y Joab, de vuelta, derrotó a Edom, en el valle de la Sal: doce mil hombres.

60, 3 Nos has rechazado, oh Dios, nos has deshecho, estabas irritado, ¡oh, vuélvete a nosotros!

60, 4 Has sacudido la tierra, la has hendido; sana sus grietas, pues se desmorona.

60, 5 Hiciste ver a tu pueblo duras pruebas, nos diste a beber vino de vértigo.

60, 6 Diste a los que le temen la señal para que pudiesen escapar del arco.

60, 7 Para que tus amados salgan libres, ¡salva con tu diestra, respóndenos!

60, 8 Ha hablado Dios en su santuario: "Ya exulto, voy a repartir a Siquem, a medir el valle de Sukkot.

60, 9 "Mío es Galaad, mío Manasés,Efraím, yelmo de mi cabeza,Judá, mi cetro, "

60, 10 Moab, la vasija en que me lavo.Sobre Edom tiro mi sandalia. ¡Canta, pues, victoria contra mí, Filistea!"

60, 11 ¿Quién me conducirá hasta la plaza fuerte, quién me guiará hasta Edom?

60, 12 ¿No eres tú, oh Dios, que nos has rechazado, y ya no sales, oh Dios, con nuestras tropas?

60, 13 Danos ayuda contra el adversario, que es vano el socorro del hombre.

60, 14 ¡Con Dios hemos de hacer proezas, y él hollará a nuestros adversarios!

 

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SALMO 61

Oración de un desterrado

61, 1 Del maestro de coro. Para instrumentos de cuerda. De David.

61, 2 ¡Escucha, oh Dios, mi clamor, atiende a mi plegaria!

61, 3 Desde el extremo de la tierra hacia ti grito, en el desmayo de mi corazón.A la roca que se alza lejos de mí, condúceme;

61, 4 pues tú eres mi refugio, torre fuerte frente al enemigo.

61, 5 ¡Que sea yo siempre huésped de tu tienda, y me acoja al amparo de tus alas!

61, 6 Porque tú, oh Dios, oyes mis votos: tú me otorgas la heredad de los que temen tu nombre.

61, 7 A los días del rey añade días, sus años, generación tras generación.

61, 8 ¡Reine por siempre ante la faz de Dios! ¡El Amor y la Verdad le guarden!

61, 9 Entonces salmodiaré a tu nombre para siempre, día tras día cumpliré mis votos.

 

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SALMO 62

Dios, la única esperanza.

62, 1 Del maestro de coro... Yedutún. Salmo. De David.

62, 2 En Dios sólo el descanso de mi alma, de él viene mi salvación;

62, 3 sólo él mi roca, mi salvación, mi ciudadela, no he de vacilar.

62, 4 ¿Hasta cuándo atacaréis a un solo hombre, le abatiréis, vosotros todos, como a una muralla que se vence, como a pared que se desploma?

62, 5 Doblez sólo proyectan, su placer es seducir; con mentira en la boca, bendicen, y por dentro maldicen.

62, 6 En Dios sólo descansa, oh alma mía, de él viene mi esperanza;

62, 7 sólo él mi roca, mi salvación, mi ciudadela, no he de vacilar;

62, 8 en Dios mi salvación y mi gloria, la roca de mi fuerza. En Dios mi refugio;

62, 9 confiad en él, oh pueblo, en todo tiempo; derramad ante él vuestro corazón, ¡Dios es nuestro refugio!

62, 10 Un soplo solamente los hijos de Adán, los hijos de hombre, una mentira; si subieran a la balanza serían menos que un soplo todos juntos.

62, 11 No os fiéis de la opresión, no os ilusionéis con la rapiña; a las riquezas, cuando aumenten, no apeguéis el corazón.

62, 12 Dios ha hablado una vez, dos veces, lo he oído:Que de Dios es la fuerza,

62, 13 tuyo, Señor, el amor; y: Que tú al hombre pagas con arreglo a sus obras.

 

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SALMO 63

Sed de Dios.

63, 1 Salmo. De David. Cuando estaba en el desierto de Judá.

63, 2 Dios, tú mi Dios, yo te busco, sed de ti tiene mi alma, en pos de ti languidece mi carne, cual tierra seca, agotada, sin agua.

63, 3 Como cuando en el santuario te veía, al contemplar tu poder y tu gloria,

63, 4 pues tu amor es mejor que la vida, mis labios te glorificaban,

63, 5 así quiero en mi vida bendecirte, levantar mis manos en tu nombre;

63, 6 como de grasa y médula se empapará mi alma, y alabará mi boca con labios jubilosos.

63, 7 Cuando pienso en ti sobre mi lecho, en ti medito en mis vigilias,

63, 8 porque tú eres mi socorro, y yo exulto a la sombra de tus alas;

63, 9 mi alma se aprieta contra ti, tu diestra me sostiene.

63, 10 Mas los que tratan de perder mi alma, ¡caigan en las honduras de la tierra!

63, 11 ¡Sean pasados al filo de la espada, sirvan de presa a los chacales!

63, 12 Y el rey en Dios se gozará, el que jura por él se gloriará, cuando sea cerrada la boca de los mentirosos.

 

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SALMO 64

Castigo de los calumniadores.

64, 1 Del maestro de coro. Salmo. De David.

64, 2 Escucha, oh Dios, la voz de mi gemido, del terror del enemigo guarda mi vida;

64, 3 ocúltame a la pandilla de malvados, a la turba de los agentes de mal.

64, 4 Los que afilan su lengua como espada, su flecha apuntan, palabra envenenada,

64, 5 para tirar a escondidas contra el íntegro, le tiran de improviso y nada temen.

64, 6 Se envalentonan en su acción malvada, calculan para tender lazos ocultos, dicen: "¿Quién lo observará

64, 7 y escrutará nuestros secretos?"El los escruta, aquel que escruta lo íntimo del hombre, el corazón profundo.

64, 8 Una saeta ha tirado Dios, repentinas han sido sus heridas;

64, 9 les ha hecho caer por causa de su lengua, menean la cabeza todos los que los ven.

64, 10 Todo hombre temerá. anunciará la obra de Dios y su acción comprenderá.

64, 11 El justo se alegrará en Yahveh, en él tendrá cobijo; y se gloriarán todos los de recto corazón.

 

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SALMO 65

Himno de acción de gracias.

65, 1 Del maestro de coro. Salmo. De David. Cántico.

65, 2 A ti se debe la alabanza, oh Dios, en Sión.A ti el voto se te cumple,

65, 3 tú que escuchas la oración.Hasta ti toda carne viene

65, 4 con sus obras culpables; nos vence el peso de nuestras rebeldías, pero tú las borras.

65, 5 Dichoso tu elegido, tu privado, en tus atrios habita. ¡Oh, hartémonos de los bienes de tu Casa, de las cosas santas de tu Templo!

65, 6 Tú nos responderás con prodigios de justicia,Dios de nuestra salvación, esperanza de todos los confines de la tierra, y de las islas lejanas;

65, 7 tú que afirmas los montes con tu fuerza, de potencia ceñido,

65, 8 y acallas el estruendo de los mares, el estruendo de sus olas.Están los pueblos en bullicio,

65, 9 por tus señales temen los que habitan los confines, a las puertas de la mañana y de la tarde haces tú gritar de júbilo.

65, 10 Tú visitas la tierra y la haces rebosar, de riquezas la colmas.El río de Dios va lleno de agua, tú preparas los trigales.Así es como la preparas:

65, 11 riegas sus surcos, allanas sus glebas, con lluvias la ablandas, bendices sus renuevos.

65, 12 Tú coronas el año con tu benignidad, de tus rodadas cunde la grosura;

65, 13 destilan los pastos del desierto, las colinas se ciñen de alegría;

65, 14 las praderas se visten de rebaños, los valles se cubren de trigo; ¡y los gritos de gozo, y las canciones!

 

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SALMO 66

Acción de gracias pública.

66, 1 Del maestro de coro. Cántico. Salmo. Aclamad a Dios, la tierra toda,

66, 2 salmodiad a la gloria de su nombre, rendidle el honor de su alabanza,

66, 3 decid a Dios: ¡Qué terribles tus obras!Por la grandeza de tu fuerza, tus enemigos vienen a adularte;

66, 4 toda la tierra se postra ante ti, y salmodia para ti, a tu nombre salmodia.

66, 5 Venid y ved las obras de Dios, temible en sus gestas por los hijos de Adán:

66, 6 él convirtió el mar en tierra firme, el río fue cruzado a pie.Allí, nuestra alegría en él,

66, 7 que por su poder domina para siempre.Sus ojos vigilan las naciones, no se alcen los rebeldes contra él.

66, 8 Pueblos, bendecid a nuestro Dios, haced que se oiga la voz de su alabanza,

66, 9 él, que devuelve nuestra alma a la vida, y no deja que vacilen nuestros pies.

66, 10 Tú nos probaste, oh Dios, nos purgaste, cual se purga la plata;

66, 11 nos prendiste en la red, pusiste una correa a nuestros lomos,

66, 12 dejaste que un cualquiera a nuestra cabeza cabalgara, por el fuego y el agua atravesamos; mas luego nos sacaste para cobrar aliento.

66, 13 Con holocaustos entraré en tu Casa, te cumpliré mis votos,

66, 14 los que abrieron mis labios, los que en la angustia pronunció mi boca.

66, 15 Te ofreceré pingües holocaustos, con el sahumerio de carneros, sacrificaré bueyes y cabritos.

66, 16 Venid a oír y os contaré, vosotros todos los que teméis a Dios, lo que él ha hecho por mí.

66, 17 A él gritó mi boca, la alabanza ya en mi lengua.

66, 18 Si yo en mi corazón hubiera visto iniquidad, el Señor no me habría escuchado.

66, 19 Pero Dios me ha escuchado, atento a la voz de mi oración.

66, 20 ¡Bendito sea Dios, que no ha rechazado mi oración ni su amor me ha retirado!

 

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SALMO 67

Oración pública después de la recolección anual.

67, 1 Del maestro de coro. Para instrumentos de cuerda. Salmo. Cántico.

67, 2 ¡Dios nos tenga piedad y nos bendiga, su rostro haga brillar sobre nosotros!

67, 3 Para que se conozcan en la tierra tus caminos, tu salvación entre todas las naciones.

67, 4 ¡Te den, oh Dios, gracias los pueblos, todos los pueblos te den gracias!

67, 5 Alégrense y exulten las gentes, pues tú juzgas al mundo con justicia, con equidad juzgas a los pueblos, y a las gentes en la tierra gobiernas.

67, 6 ¡Te den, oh Dios, gracias los pueblos, todos los pueblos te den gracias!

67, 7 La tierra ha dado su cosecha:Dios, nuestro Dios, nos bendice.

67, 8 ¡Dios nos bendiga, y teman ante él todos los confines de la tierra!

 

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SALMO 68

La gloriosa epopeya de Israel.

68, 1 Del maestro de coro. De David. Salmo. Cántico.

68, 2 ¡Álcese Dios, sus enemigos se dispersen, huyan ante su faz los que le odian!

68, 3 Cual se disipa el humo, los disipas; como la cera se derrite al fuego, perecen los impíos ante Dios.

68, 4 Mas los justos se alegran y exultan ante la faz de Dios, y saltan de alegría.

68, 5 Cantad a Dios, salmodiad a su nombre, abrid paso al que cabalga en las nubes, alegraos en Yahveh, exultad ante su rostro.

68, 6 Padre de los huérfanos y tutor de las viudas es Dios en su santa morada;

68, 7 Dios da a los desvalidos el cobijo de una casa, abre a los cautivos la puerta de la dicha, mas los rebeldes quedan en un suelo ardiente.

68, 8 Oh Dios, cuando saliste al frente de tu pueblo, cuando pasabas el desierto, = Pausa. =

68, 9 la tierra retembló, y hasta los cielos se licuaron ante la faz de Dios, ante la faz de Dios, el Dios de Israel.

68, 10 Tú derramaste, oh Dios, una lluvia de larguezas, a tu heredad extenuada, tú la reanimaste;

68, 11 tu grey halló una morada, aquella que en tu bondad, oh Dios, al desdichado preparabas.

68, 12 El Señor da la palabra: es el anuncio de un ejército inmenso.

68, 13 Y mientras los reyes, los ejércitos huyen, huyen, la bella de la casa reparte el botín.

68, 14 Mientras vosotros descansáis entre las tapias del aprisco, las alas de la Paloma se cubren de plata, y sus plumas de destellos de oro verde;

68, 15 cuando Sadday dispersa a los reyes, por ella cae la nieve en el Monte Umbrío.

68, 16 ¡Monte de Dios, el monte de Basán! ¡Monte escarpado, el monte de Basán!

68, 17 ¿Por que miráis celosos, montes escarpados, al monte que Dios escogió por mansión? ¡Oh sí, Yahveh morará allí para siempre!

68, 18 Los carros de Dios, por millares de miríadas; el Señor ha venido del Sinaí al santuario.

68, 19 Tú has subido a la altura, conduciendo cautivos, has recibido tributo de hombres, hasta los rebeldes para que Yahveh Dios tuviera una morada.

68, 20 ¡Bendito sea el Señor día tras día!El carga con nosotros, Dios de nuestra salvación.

68, 21 Dios libertador es nuestro Dios; del Señor Yahveh son las salidas de la muerte;

68, 22 mas la cabeza de sus enemigos Dios quebranta, la testa cabelluda de quien sus crímenes pasea.

68, 23 Dijo el Señor: "De Basán haré volver, haré volver de los abismos del mar,

68, 24 para que puedas hundir tu pie en la sangre, y en los enemigos tenga su parte la lengua de tus perros".

68, 25 ¡Se han visto, oh Dios, tus procesiones, las procesiones de mi Dios, mi rey, al santuario:

68, 26 delante los cantores, los músicos detrás, las doncellas en medio, tocando el tamboril!

68, 27 A Dios, en coros, bendecían: ¡es Yahveh, desde el origen de Israel.

68, 28 Allí iba Benjamín, el pequeño, abriendo marcha, los príncipes de Judá con sus escuadras, los príncipes de Zabulón, los príncipes de Neftalí.

68, 29 ¡Manda, Dios mío, según tu poder, el poder, oh Dios, que por nosotros desplegaste,

68, 30 desde tu Templo en lo alto de Jerusalén, donde vienen los reyes a ofrecerte presentes!

68, 31 Increpa a la bestia del cañaveral, a la manada de toros y novillos de los pueblos. ¡Que se sometan con lingotes de plata! ¡Dispersa a los pueblos que fomentan la guerra!

68, 32 Los magnates acudan desde Egipto, tienda hacia Dios sus manos Etiopía.

68, 33 ¡Cantad a Dios, reinos de la tierra, salmodiad para el Señor,

68, 34 para el que cabalga los cielos, los antiguos cielos: ved que lanza él su voz, su voz potente!

68, 35 Reconoced el poderío de Dios.Sobre Israel su exaltación, su poder en las nubes:

68, 36 ¡temible es Dios desde su santuario!El, el Dios de Israel, es quien da poder y fuerza al pueblo. ¡Bendito sea Dios!

 

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SALMO 69

Lamentación.

69, 1 Del maestro de coro. Según la melodía: "Lirios..." De David.

69, 2 ¡Sálvame, oh Dios, porque las aguas me llegan hasta el cuello!

69, 3 Me hundo en el cieno del abismo, sin poder hacer pie; he llegado hasta el fondo de las aguas, y las olas me anegan.

69, 4 Estoy exhausto de gritar, arden mis fauces, mis ojos se consumen de esperar a mi Dios.

69, 5 Son más que los cabellos de mi cabeza los que sin causa me odian; más duros que mis huesos los que me hostigan sin razón. (¿Lo que yo no he robado tengo que devolver?)

69, 6 Tú, oh Dios, mi torpeza conoces, no se te ocultan mis ofensas.

69, 7 ¡No se avergüencen por mí los que en ti esperan, oh Yahveh Sebaot! ¡No sufran confusión por mí los que te buscan, oh Dios de Israel!

69, 8 Pues por ti sufro el insulto, y la vergüenza cubre mi semblante;

69, 9 para mis hermanos soy un extranjero, un desconocido para los hijos de mi madre;

69, 10 pues me devora el celo de tu casa, y caen sobre mí los insultos de los que te insultan.

69, 11 Si mortifico mi alma con ayuno, se me hace un pretexto de insulto;

69, 12 si tomo un sayal por vestido, para ellos me convierto en burla,

69, 13 cuento de los que están sentados a la puerta, y copla de los que beben licor fuerte.

69, 14 Mas mi oración hacia ti, Yahveh, en el tiempo propicio: por tu gran amor, oh Dios, respóndeme, por la verdad de tu salvación.

69, 15 ¡Sácame del cieno, no me hunda, escape yo a los que me odian, a las honduras de las aguas!

69, 16 ¡El flujo de las aguas no me anegue no me trague el abismo, ni el pozo cierre sobre mí su boca!

69, 17 ¡Respóndeme, Yahveh, pues tu amor es bondad; en tu inmensa ternura vuelve a mí tus ojos;

69, 18 no retires tu rostro de tu siervo, que en angustias estoy, pronto, respóndeme;

69, 19 acércate a mi alma, rescátala, por causa de mis enemigos, líbrame!

69, 20 Tú conoces mi oprobio, mi vergüenza y mi afrenta, ante ti están todos mis opresores.

69, 21 El oprobio me ha roto el corazón y desfallezco.Espero compasión, y no la hay, consoladores, y no encuentro ninguno.

69, 22 Veneno me han dado por comida, en mi sed me han abrevado con vinagre.

69, 23 ¡Que su mesa ante ellos se convierta en un lazo, y su abundancia en una trampa;

69, 24 anúblense sus ojos y no vean, haz que sus fuerzas sin cesar les fallen!

69, 25 Derrama tu enojo sobre ellos, los alcance el ardor de tu cólera;

69, 26 su recinto quede hecho un desierto, en sus tiendas no haya quien habite:

69, 27 porque acosan al que tú has herido, y aumentan la herida de tu víctima.

69, 28 Culpa añade a su culpa, no tengan más acceso a tu justicia;

69, 29 del libro de la vida sean borrados, no sean inscritos con los justos.

69, 30 Y yo desdichado, dolorido, ¡tu salvación, oh Dios, me restablezca!

69, 31 El nombre de Dios celebraré en un cántico, le ensalzaré con la acción de gracias;

69, 32 y más que un toro agradará a Yahveh, más que un novillo con cuernos y pezuñas.

69, 33 Lo han visto los humildes y se alegran; ¡viva vuestro corazón, los que buscáis a Dios!

69, 34 Porque Yahveh escucha a los pobres, no desprecia a sus cautivos.

69, 35 ¡Alábenle los cielos y la tierra, el mar y cuanto bulle en él!

69, 36 Pues salvará Dios a Sión, reconstruirá las ciudades de Judá: habitarán allí y las poseerán;

69, 37 la heredará la estirpe de sus siervos, los que aman su nombre en ella morarán.

 

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SALMO 70

Súplica en la desgracia.

70, 1 Del maestro de coro. De David. En memoria.

70, 2 ¡Oh Dios, ven a librarme,Yahveh, corre en mi ayuda!

70, 3 ¡Queden avergonzados y confusos los que buscan mi vida! ¡Atrás!, sean confundidos los que desean mi mal,

70, 4 retrocedan de vergüenza los que dicen: ¡Ja, ja!

70, 5 ¡En ti se gocen y se alegren todos los que te buscan! ¡Repitan sin cesar: "Grande es Dios", los que aman tu salvación!

70, 6 ¡Y yo, desventurado y pobre, oh Dios, ven presto a mí! ¡Tú, mi socorro y mi libertador,Yahveh, no tardes!

 

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SALMO 71

Súplica de un anciano.

71, 1 A ti, Yahveh, me acojo, ¡no sea confundido jamás!

71, 2 ¡Por tu justicia sálvame, libérame! tiende hacia mí tu oído y sálvame!

71, 3 ¡Sé para mí una roca de refugio, alcázar fuerte que me salve, pues mi roca eres tú y mi fortaleza.

71, 4 ¡Dios mío, líbrame de la mano del impío, de las garras del perverso y del violento!

71, 5 Pues tú eres mi esperanza, Señor,Yahveh, mi confianza desde mi juventud.

71, 6 En ti tengo mi apoyo desde el seno, tú mi porción desde las entrañas de mi madre; ¡en ti sin cesar mi alabanza!

71, 7 Soy el asombro de muchos, mas tú eres mi seguro refugio.

71, 8 Mi boca está repleta de tu loa, de tu gloria todo el día.

71, 9 A la hora de mi vejez no me rechaces, no me abandones cuando decae mi vigor.

71, 10 Porque de mí mis enemigos hablan, los que espían mi alma se conciertan:

71, 11 ¡Dios le ha desamparado, perseguidle, apresadle, pues no hay quien le libere!

71, 12 ¡Oh Dios, no te estés lejos de mí,Dios mío, ven pronto en mi socorro!

71, 13 ¡Confusión y vergüenza sobre aquellos que acusan a mi alma; cúbranse de ignominia y de vergüenza los que buscan mi mal!

71, 14 Y yo, esperando sin cesar, más y más te alabaré;

71, 15 publicará mi boca tu justicia, todo el día tu salvación.

71, 16 Y vendré a las proezas de Yahveh, recordaré tu justicia, tuya sólo.

71, 17 ¡Oh Dios, desde mi juventud me has instruido, y yo he anunciado hasta hoy tus maravillas!

71, 18 Y ahora que llega la vejez y las canas, ¡oh Dios, no me abandones!, para que anuncie yo tu brazo a todas las edades venideras, ¡tu poderío

71, 19 y tu justicia, oh Dios, hasta los cielos!Tú que has hecho grandes cosas, ¡oh Dios!, ¿quién como tú?

71, 20 Tú que me has hecho ver tantos desastres y desgracias, has de volver a recobrarme.Vendrás a sacarme de los abismos de la tierra,

71, 21 sustentarás mi ancianidad, volverás a consolarme,

71, 22 Y yo te daré gracias con las cuerdas del arpa, por tu verdad, Dios mío; para ti salmodiaré a la cítara, oh Santo de Israel.

71, 23 Exultarán mis labios cuando salmodie para ti, y mi alma, que tú has rescatado.

71, 24 También mi lengua todo el día musitará tu justicia: porque han sido avergonzados, porque han enrojecido, los que buscaban mi desgracia.

 

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SALMO 72

El rey prometido.

72, 1 De Salomón. Oh Dios, da al rey tu juicio, al hijo de rey tu justicia:

72, 2 que con justicia gobierne a tu pueblo, con equidad a tus humildes.

72, 3 Traigan los montes paz al pueblo, y justicia los collados.

72, 4 El hará justicia a los humildes del pueblo, salvará a los hijos de los pobres, y aplastará al opresor.

72, 5 Durará tanto como el sol, como la luna de edad en edad;

72, 6 caerá como la lluvia en el retoño, como el rocío que humedece la tierra.

72, 7 En sus días florecerá la justicia, y dilatada paz hasta que no haya luna;

72, 8 dominará de mar a mar, desde el Río hasta los confines de la tierra.

72, 9 Ante él se doblará la Bestia, sus enemigos morderán el polvo;

72, 10 los reyes de Tarsis y las islas traerán tributo.Los reyes de Sabá y de Seba pagarán impuestos;

72, 11 todos los reyes se postrarán ante él, le servirán todas las naciones.

72, 12 Porque él librará al pobre suplicante, al desdichado y al que nadie ampara;

72, 13 se apiadará del débil y del pobre, el alma de los pobres salvará.

72, 14 De la opresión, de la violencia, rescatará su alma, su sangre será preciosa ante sus ojos;

72, 15 (y mientras viva se le dará el oro de Sabá).Sin cesar se rogará por él, todo el día se le bendecirá.

72, 16 Habrá en la tierra abundancia de trigo, en la cima de los montes ondeará como el Líbano al despertar sus frutos y sus flores, como la hierba de la tierra.

72, 17 ¡Sea su nombre bendito para siempre, que dure tanto como el sol! ¡En él se bendigan todas las familias de la tierra, dichoso le llamen todas las naciones!

72, 18 ¡Bendito sea Yahveh, Dios de Israel, el único que hace maravillas!

72, 19 ¡Bendito sea su nombre glorioso para siempre, toda la tierra se llene de su gloria! ¡Amén! ¡Amén!

72, 20 Fin de las oraciones de David, hijo de Jesé.

 

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SALMO 73

La justicia final.

73, 1 Salmo. De Asaf. En verdad bueno es Dios para Israel, el Señor para los de puro corazón.

73, 2 Por poco mis pies se me extravían, nada faltó para que mis pasos resbalaran,

73, 3 celoso como estaba de los arrogantes, al ver la paz de los impíos.

73, 4 No, no hay congojas para ellos, sano y rollizo está su cuerpo;

73, 5 no comparten la pena de los hombres, con los humanos no son atribulados.

73, 6 Por eso el orgullo es su collar, la violencia el vestido que los cubre;

73, 7 la malicia les cunde de la grasa, de artimañas su corazón desborda.

73, 8 Se sonríen, pregonan la maldad, hablan altivamente de violencia;

73, 9 ponen en el cielo su boca, y su lengua se pasea por la tierra.

73, 10 Por eso mi pueblo va hacia ellos: aguas de abundancia les llegan.

73, 11 Dicen: "¿Cómo va a saber Dios? ¿Hay conocimiento en el Altísimo?"

73, 12 Miradlos: ésos son los impíos, y, siempre tranquilos, aumentan su riqueza.

73, 13 ¡Así que en vano guardé el corazón puro, mis manos lavando en la inocencia,

73, 14 cuando era golpeado todo el día, y cada mañana sufría mi castigo!

73, 15 Si hubiera dicho: "Voy a hablar como ellos", habría traicionado a la raza de tus hijos;

73, 16 me puse, pues, a pensar para entenderlo, ¡ardua tarea ante mis ojos!

73, 17 Hasta el día en que entré en los divinos santuarios, donde su destino comprendí:

73, 18 oh, sí, tú en precipicios los colocas, a la ruina los empujas.

73, 19 ¡Ah, qué pronto quedan hechos un horror, cómo desaparecen sumidos en pavores!

73, 20 Como en un sueño al despertar, Señor, así, cuando te alzas, desprecias tú su imagen.

73, 21 Sí, cuando mi corazón se exacerbaba, cuando se torturaba mi conciencia,

73, 22 estúpido de mí, no comprendía, una bestia era ante ti.

73, 23 Pero a mí, que estoy siempre contigo, de la mano derecha me has tomado;

73, 24 me guiarás con tu consejo, y tras la gloria me llevarás.

73, 25 ¿Quién hay para mí en el cielo?Estando contigo no hallo gusto ya en la tierra.

73, 26 Mi carne y mi corazón se consumen: ¡Roca de mi corazón, mi porción, Dios por siempre!

73, 27 Sí, los que se alejan de ti perecerán, tú aniquilas a todos los que te son adúlteros.

73, 28 Mas para mí, mi bien es estar junto a Dios; he puesto mi cobijo en el Señor, a fin de publicar todas tus obras.

 

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SALMO 74

Lamentación tras el saqueo del Templo.

74, 1 Poema. De Asaf. ¿Por qué has de rechazar, oh Dios, por siempre, por qué humear de cólera contra el rebaño de tu pasto?

74, 2 Acuérdate de la comunidad que de antiguo adquiriste, la que tú rescataste, tribu de tu heredad, y del monte Sión donde pusiste tu morada.

74, 3 Guía tus pasos a estas ruinas sin fin: todo en el santuario lo ha devastado el enemigo.

74, 4 En el lugar de tus reuniones rugieron tus adversarios, pusieron sus enseñas, enseñas

74, 5 que no se conocían, en el frontón de la entrada.Machetes en bosque espeso,

74, 6 a una cercenaban sus jambas, y con hacha y martillo desgajaban.

74, 7 Prendieron fuego a tu santuario, por tierra profanaron la mansión de tu nombre.

74, 8 Dijeron en su corazón: "¡Destruyámoslos en bloque!"Quemaron en la tierra todo lugar de santa reunión.

74, 9 No vemos nuestras enseñas, no existen ya profetas, ni nadie entre nosotros que sepa hasta cuándo.

74, 10 ¿Hasta cuándo, oh Dios, provocará el adversario? ¿Ultrajará tu nombre por siempre el enemigo?

74, 11 ¿Por qué retraes tu mano, y en tu seno retienes escondida tu diestra?

74, 12 Oh Dios, mi rey desde el principio, autor de salvación en medio de la tierra,

74, 13 tú hendiste el mar con tu poder, quebraste las cabezas de los monstruos en las aguas;

74, 14 tú machacaste las cabezas de Leviatán y las hiciste pasto de las fieras;

74, 15 tú abriste manantiales y torrentes, y secaste ríos inagotables;

74, 16 tuyo es el día, tuya también la noche, tú la luna y el sol estableciste,

74, 17 tú trazaste todos los confines de la tierra, el verano y el invierno tú formaste.

74, 18 Recuérdalo, Yahveh: provoca el enemigo, tu nombre ultraja un pueblo necio.

74, 19 No entregues a la bestia el alma de tu tórtola, la vida de tus pobres no olvides para siempre.

74, 20 Piensa en la alianza, que están llenos los rincones del país de guaridas de violencia.

74, 21 ¡No vuelva cubierto de vergüenza el oprimido; el humilde y el pobre puedan loar tu nombre!

74, 22 ¡Alzate, oh Dios, a defender tu causa, acuérdate del necio que te provoca todo el día!

74, 23 No olvides el griterío de tus adversarios, el clamor de tus agresores que crece sin cesar!

 

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SALMO 75

Juicio total y universal.

75, 1 Del maestro de coro. "No destruyas." Salmo. De Asaf. Cántico.

75, 2 Te damos gracias, oh Dios, te damos gracias, invocando tu nombre, tus maravillas pregonando.

75, 3 "En el momento en que decida, yo mismo juzgaré con rectitud."

75, 4 Se estremece la tierra con todos sus habitantes, mas yo sostengo sus columnas. = Pausa. =

75, 5 Digo a los arrogantes: ¡Fuera arrogancias!, y a los impíos: ¡No levantéis la frente,

75, 6 no levantéis tan alto vuestra frente, no habléis con un cuello de insolencia!"

75, 7 Pues ya no es por oriente ni por occidente, ya no por el desierto de los montes,

75, 8 por donde Dios, el juez, a uno abate y a otro exalta:

75, 9 sino que hay una copa en la mano de Yahveh, y de vino drogado está lleno el brebaje: él lo escanciará, y sorberán hasta las heces, lo beberán todos los impíos de la tierra.

75, 10 Y yo lo anunciaré por siempre, salmodiaré para el Dios de Jacob;

75, 11 quebraré toda frente de los impíos, y la frente del justo se alzará.

 

Capítulo:

SALMO 76

Oda al Dios temible.

76, 1 Del maestro de coro. Para instrumentos de cuerda. Salmo. De Asaf. Cántico.

76, 2 En Judá Dios es conocido, grande es su nombre en Israel;

76, 3 su tienda está en Salem, su morada en Sión;

76, 4 allí quebró las ráfagas del arco, el escudo, la espada y la guerra.

76, 5 Fulgurante eres tú, maravilloso por los montones de botín

76, 6 de que han sido despojados; los bravos durmiendo están su sueño, a todos los hombres fuertes les fallaron los brazos;

76, 7 a tu amenaza, oh Dios de Jacob, carro y caballo se quedaron pasmados.

76, 8 Tú, tú el terrible, ¿quién puede resistir ante tu faz, bajo el golpe de tu ira?

76, 9 Desde los cielos pronuncias la sentencia, la tierra se amedrenta y enmudece

76, 10 cuando Dios se levanta para el juicio, para salvar a todos los humildes de la tierra.

76, 11 La cólera del hombre te celebra, te ceñirás con los escapados a la Cólera.

76, 12 Haced votos y cumplidlos a Yahveh, vuestro Dios, los que le rodean traigan presentes al Terrible;

76, 13 el que corta el aliento a los príncipes, el temible para los reyes de la tierra.

 

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SALMO 77

Meditación sobre el pasado de Israel.

77, 1 Del maestro de coro... Yedutún. De Asaf. Salmo.

77, 2 Mi voz hacia Dios: yo clamo, mi voz hacia Dios: él me escucha.

77, 3 En el día de mi angustia voy buscando al Señor, por la noche tiendo mi mano sin descanso, mi alma el consuelo rehúsa.

77, 4 De Dios me acuerdo y gimo, medito, y mi espíritu desmaya. = Pausa. =

77, 5 Los párpados de mis ojos tú retienes, turbado estoy, no puedo hablar;

77, 6 pienso en los días de antaño, de los años antiguos

77, 7 me acuerdo; en mi corazón musito por la noche, medito y mi espíritu inquiere:

77, 8 ¿Acaso por los siglos desechará el Señor, no volverá a ser propicio?

77, 9 ¿Se ha agotado para siempre su amor? ¿Se acabó la Palabra para todas las edades?

77, 10 ¿Se habrá olvidado Dios de ser clemente, o habrá cerrado de ira sus entrañas? = Pausa. =

77, 11 Y digo: "Este es mi penar: que se ha cambiado la diestra del Altísimo."

77, 12 Me acuerdo de las gestas de Yahveh, sí, recuerdo tus antiguas maravillas,

77, 13 medito en toda tu obra, en tus hazañas reflexiono.

77, 14 ¡Oh Dios, santos son tus caminos! ¿Qué dios hay grande como Dios?

77, 15 Tú, el Dios que obras maravillas, manifestaste tu poder entre los pueblos;

77, 16 con tu brazo a tu pueblo rescataste, a los hijos de Jacob y de José. = Pausa =.

77, 17 Viéronte, oh Dios, las aguas, las aguas te vieron y temblaron, también se estremecieron los abismos.

77, 18 Las nubes derramaron sus aguas, su voz tronaron los nublados, también cruzaban tus saetas.

77, 19 ¡Voz de tu trueno en torbellino!Tus relámpagos alumbraban el orbe, la tierra se estremecía y retemblaba.

77, 20 Por el mar iba tu camino, por las muchas aguas tu sendero, y no se descubrieron tus pisadas.

77, 21 Tú guiaste a tu pueblo cual rebaño por la mano de Moisés y de Aarón.

 

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SALMO 78

Las lecciones de la historia de Israel.

78, 1 Poema. De Asaf. Escucha mi ley, pueblo mío, tiende tu oído a las palabras de mi boca;

78, 2 voy a abrir mi boca en parábolas, a evocar los misterios del pasado.

78, 3 Lo que hemos oído y que sabemos, lo que nuestros padres nos contaron,

78, 4 no se lo callaremos a sus hijos, a la futura generación lo contaremos:Las alabanzas de Yahveh y su poder, las maravillas que hizo;

78, 5 él estableció en Jacob un dictamen, y puso una ley en Israel;El había mandado a nuestros padres que lo comunicaran a sus hijos,

78, 6 que la generación siguiente lo supiera, los hijos que habían de nacer; y que éstos se alzaran y se lo contaran a sus hijos,

78, 7 para que pusieran en Dios su confianza, no olvidaran las hazañas de Dios, y sus mandamientos observaran;

78, 8 para que no fueran, lo mismo que sus padres, una generación rebelde y revoltosa, generación de corazón voluble y de espíritu desleal a Dios.

78, 9 Los hijos de Efraím, diestros arqueros, retrocedieron el día del combate;

78, 10 no guardaban la alianza hecha con Dios, rehusaban caminar según su ley;

78, 11 tenían olvidados sus portentos, las maravillas que él les hizo ver:

78, 12 prodigios hizo a la vista de sus padres en el país de Egipto, en los campos de Tanis.

78, 13 Hendió la mar y los pasó a través, contuvo las aguas como un dique;

78, 14 de día los guiaba con la nube, y cada noche con resplandor de fuego;

78, 15 en el desierto hendió las rocas, los abrevó a raudales sin medida;

78, 16 hizo brotar arroyos de la peña y descender las aguas como ríos.

78, 17 Pero ellos volvían a pecar contra él, a rebelarse contra el Altísimo en la estepa;

78, 18 a Dios tentaron en su corazón reclamando manjar para su hambre.

78, 19 Hablaron contra Dios; dijeron: "¿Será Dios capaz de aderezar una mesa en el desierto?

78, 20 Ved que él hirió la roca, y corrieron las aguas, fluyeron los torrentes: ¿podrá de igual modo darnos pan, y procurar carne a su pueblo?

78, 21 Entonces Yahveh lo oyó y se enfureció, un fuego se encendió contra Jacob, y la Cólera estalló contra Israel,

78, 22 porque en Dios no habían tenido fe ni confiaban en su salvación.

78, 23 Y a las nubes mandó desde lo alto, abrió las compuertas de los cielos;

78, 24 hizo llover sobre ellos maná para comer, les dio el trigo de los cielos;

78, 25 pan de Fuertes comió el hombre, les mandó provisión hasta la hartura.

78, 26 Hizo soplar en los cielos el solano, el viento del sur con su poder atrajo,

78, 27 y llovió sobre ellos carne como polvo, y aves como la arena de los mares;

78, 28 las dejó caer en medio de su campo, en torno a sus moradas.

78, 29 Comieron hasta quedar bien hartos, así satisfizo su avidez;

78, 30 mas aún no habían colmado su avidez, su comida estaba aún en su boca,

78, 31 cuando la cólera de Dios estalló contra ellos: hizo estragos entre los más fuertes, y abatió a la flor de Israel.

78, 32 Mas con todo pecaron todavía, en sus maravillas no tuvieron fe.

78, 33 El consumió sus días con un soplo, y sus años con espanto.

78, 34 Cuando los mataba, le buscaban, se convertían, se afanaban por él,

78, 35 y recordaban que Dios era su roca, su redentor, el Dios Altísimo.

78, 36 Mas le halagaban con su boca, y con su lengua le mentían;

78, 37 su corazón no era fiel para con él, no tenían fe en su alianza.

78, 38 El, con todo, enternecido, borraba las culpas y no exterminaba; bien de veces su cólera contuvo y no despertó todo su furor:

78, 39 se acordaba de que ellos eran carne, un soplo que se va y no vuelve más.

78, 40 ¡Cuántas veces se rebelaron contra él en el desierto, le irritaron en aquellas soledades!

78, 41 Otra vez a tentar a Dios volvían, a exasperar al Santo de Israel;

78, 42 no se acordaron de su mano, del día en que les libró del adversario;

78, 43 cuando hizo en Egipto sus señales, en el campo de Tanis sus prodigios.

78, 44 Trocó en sangre sus ríos y sus arroyos para que no bebiesen.

78, 45 Tábanos les mandó que los comieron, y ranas que los infestaron;

78, 46 entregó a la langosta sus cosechas, el fruto de su afán al saltamontes;

78, 47 asoló con granizo sus viñedos, y con la helada sus sicómoros;

78, 48 entregó sus ganados al pedrisco y a los rayos sus rebaños.

78, 49 Lanzó contra ellos el fuego de su cólera, indignación, enojo y destrucción, tropel de mensajeros de desgracias;

78, 50 libre curso dio a su ira.No preservó sus almas de la muerte, a la peste sus vidas entregó;

78, 51 hirió en Egipto a todo primogénito, las primicias de la raza en las tiendas de Cam.

78, 52 Y sacó a su pueblo como ovejas, cual rebaño los guió por el desierto;

78, 53 los guió en seguro, sin temor, mientras el mar cubrió a sus enemigos;

78, 54 los llevó a su término santo, a este monte que su diestra conquistó;

78, 55 arrojó a las naciones ante ellos; a cordel les asignó una heredad, y estableció en sus tiendas las tribus de Israel.

78, 56 Pero ellos le tentaron, se rebelaron contra el Dios Altísimo, se negaron a guardar sus dictámenes,

78, 57 se extraviaron, infieles, lo mismo que sus padres, se torcieron igual que un arco indócil:

78, 58 le irritaron con sus altos, con sus ídolos excitaron sus celos.

78, 59 Dios lo oyó y se enfureció, desechó totalmente a Israel;

78, 60 abandonó la morada de Silo, la tienda en que habitaba entre los hombres.

78, 61 Mandó su fuerza al cautiverio, a manos del adversario su esplendor;

78, 62 entregó su pueblo a la espada, contra su heredad se enfureció.

78, 63 El fuego devoró a sus jóvenes, no hubo canto nupcial para sus vírgenes;

78, 64 sus sacerdotes cayeron a cuchillo, sus viudas no entonaron lamentos.

78, 65 Entonces despertó el Señor como un durmiente, como un bravo vencido por el vino;

78, 66 hirió a sus adversarios en la espalda, les infligió un oprobio eterno.

78, 67 Desechó la tienda de José, y no eligió a la tribu de Efraím;

78, 68 mas eligió a la tribu de Judá, el monte Sión al cual amaba.

78, 69 Construyó como las alturas del cielo su santuario, como la tierra que fundó por siempre.

78, 70 Y eligió a David su servidor, le sacó de los apriscos del rebaño,

78, 71 le trajo de detrás de las ovejas, para pastorear a su pueblo Jacob, y a Israel, su heredad.

78, 72 El los pastoreaba con corazón perfecto, y con mano diestra los guiaba.

 

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SALMO 79

Elegía nacional.

79, 1 Salmo. De Asaf. Oh Dios, han invadido tu heredad las gentes, han profanado tu sagrado Templo; han dejado en ruinas a Jerusalén,

79, 2 han entregado el cadáver de tus siervos por comida a los pájaros del cielo, la carne de tus amigos a las bestias de la tierra.

79, 3 Han derramado como agua su sangre en torno a Jerusalén, ¡y nadie sepultaba!

79, 4 Nos hemos hecho la irrisión de los vecinos, burla y escarnio de nuestros circundantes.

79, 5 ¿Hasta cuándo, Yahveh, tu cólera? ¿hasta el fin? ¿han de quemar tus celos como fuego?

79, 6 Derrama tu furor sobre las gentes, que no te reconocen, y sobre los reinos que tu nombre no invocan.

79, 7 Porque han devorado a Jacob y han devastado su dominio.

79, 8 No recuerdes contra nosotros culpas de antepasados, vengan presto a nuestro encuentro tus ternuras, pues estamos abatidos del todo;

79, 9 ayúdanos, Dios de nuestra salvación, por amor de la gloria de tu nombre; líbranos, borra nuestros pecados, por causa de tu nombre.

79, 10 ¿Por qué han de decir las gentes: "¿Dónde está su Dios?" ¡Que entre las gentes se conozca, a nuestros propios ojos, la venganza de la sangre de tus siervos derramada!

79, 11 ¡Llegue hasta ti el suspiro del cautivo, con la grandeza de tu brazo preserva a los hijos de la muerte!

79, 12 ¡Devuelve siete veces a nuestros vecinos, en su entraña, su afrenta, la afrenta que te han hecho, Señor!

79, 13 Y nosotros, tu pueblo, rebaño de tu pasto, eternamente te daremos gracias, de edad en edad repetiremos tu alabanza.

 

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SALMO 80

Súplica por la restauración de Israel.

80, 1 Del maestro de coro. Según la melodía: "Lirios es el dictamen." De Asaf. Salmo.

80, 2 Pastor de Israel, escucha, tú que guías a José como un rebaño; tú que estás sentado entre querubes, resplandece

80, 3 ante Efraím, Benjamín y Manasés; ¡despierta tu poderío, y ven en nuestro auxilio!

80, 4 ¡Oh Dios, haznos volver, y que brille tu rostro, para que seamos salvos!

80, 5 ¿Hasta cuándo, oh Yahveh Dios Sebaot, estarás airado contra la plegaria de tu pueblo?

80, 6 Les das a comer un pan de llanto les haces beber lágrimas al triple;

80, 7 habladuría nos haces de nuestros convecinos, y nuestros enemigos se burlan de nosotros.

80, 8 ¡Oh Dios Sebaot, haznos volver, y brille tu rostro, para que seamos salvos!

80, 9 Una viña de Egipto arrancaste, expulsaste naciones para plantarla a ella,

80, 10 le preparaste el suelo, y echó raíces y llenó la tierra.

80, 11 Su sombra cubría las montañas, sus pámpanos los cedros de Dios;

80, 12 extendía sus sarmientos hasta el mar, hasta el Río sus renuevos.

80, 13 ¿Por qué has hecho brecha en sus tapias, para que todo el que pasa por el camino la vendimie,

80, 14 el jabalí salvaje la devaste, y la pele el ganado de los campos?

80, 15 ¡Oh Dios Sebaot, vuélvete ya, desde los cielos mira y ve, visita a esta viña,

80, 16 cuídala, a ella, la que plantó tu diestra!

80, 17 ¡Los que fuego le prendieron, cual basura, a la amenaza de tu faz perezcan!

80, 18 Esté tu mano sobre el hombre de tu diestra, sobre el hijo de Adán que para ti fortaleciste.

80, 19 Ya no volveremos a apartarnos de ti; nos darás vida y tu nombre invocaremos.

80, 20 ¡Oh Yahveh, Dios Sebaot, haznos volver, y que brille tu rostro, para que seamos salvos!

 

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SALMO 81

Para la fiesta de las Tiendas.

81, 1 Del maestro de coro. Según la... de Gat. De Asaf.

81, 2 ¡Gritad de gozo a Dios, nuestra fuerza, aclamad al Dios de Jacob!

81, 3 ¡Entonad la salmodia, tocad el tamboril, la melodiosa cítara y el arpa;

81, 4 tocad la trompeta al nuevo mes, a la luna llena, el día de nuestra fiesta!

81, 5 Porque es una ley para Israel, una norma del Dios de Jacob;

81, 6 un dictamen que él impuso en José, cuando salió contra el país de Egipto.Una lengua desconocida se oye:

81, 7 Yo liberé sus hombros de la carga, sus manos la espuerta abandonaron;

81, 8 en la aflicción gritaste y te salvé. Te respondí en el secreto del trueno, te probé junto a las aguas de Meribá.

81, 9 Escucha, pueblo mío, yo te conjuro, ¡ah Israel, si quisieras escucharme!

81, 10 "No haya en ti dios extranjero, no te postres ante dios extraño; "

81, 11 yo, Yahveh, soy tu Dios, que te hice subir del país de Egipto; abre toda tu boca, y yo la llenaré.

81, 12 Pero mi pueblo no escuchó mi voz,Israel no me quiso obedecer;

81, 13 yo les abandoné a la dureza de su corazón, para que caminaran según sus designios.

81, 14 ¡Ah!, si mi pueblo me escuchara, si Israel mis caminos siguiera,

81, 15 al punto yo abatiría a sus enemigos, contra sus adversarios mi mano volvería.

81, 16 Los que odian a Yahveh le adularían, y su tiempo estaría para siempre fijado;

81, 17 y a él lo sustentaría con la flor del trigo, lo saciaría con la miel de la peña."

 

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SALMO 82

Contra los príncipes paganos.

82, 1 Salmo. De Asaf. Dios se levanta en la asamblea divina, en medio de los dioses juzga:

82, 2 "Hasta cuándo juzgaréis inicuamente, y haréis acepción de los impíos? "

82, 3 Juzgad en favor del débil y del huérfano, al humilde, al indigente haced justicia;

82, 4 al débil y al pobre liberad, de la mano de los impíos arrancadle!

82, 5 No saben ni comprenden; caminan en tinieblas, todos los cimientos de la tierra vacilan.

82, 6 Yo había dicho: "¡Vosotros, dioses sois, todos vosotros, hijos del Altísimo!"

82, 7 Mas ahora, como el hombre moriréis, como uno solo caeréis, príncipes.

82, 8 ¡Alzate, oh Dios, juzga a la tierra, pues tú eres el señor de todas las naciones!

 

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SALMO 83

Contra los enemigos de Israel.

83, 1 Cántico. Salmo. De Asaf.

83, 2 ¡Oh Dios, no te estés mudo, cese ya tu silencio y tu reposo, oh Dios!

83, 3 Mira cómo tus enemigos braman, los que te odian levantan la cabeza.

83, 4 Contra tu pueblo maquinan intriga, conspiran contra tus protegidos;

83, 5 dicen: "Venid, borrémoslos de las naciones, no se recuerde más el nombre de Israel!"

83, 6 Así conspiran de corazón a una, pactan una alianza contra ti:

83, 7 las tiendas de Edom, los ismaelitas,Moab y los hagreos,

83, 8 Guebal, Ammón, Amalec,Filistea con los habitantes de Tiro;

83, 9 también Assur se ha juntado a ellos y se hace el brazo de los hijos de Lot.

83, 10 Trátalos como a Madián y como a Sísara, = Pausa. = como a Yabín en el torrente de Quisón,

83, 11 que fueron exterminados en Endor, quedaron hechos estiércol de la tierra.

83, 12 Trata a sus caudillos como a Oreb y Zeeb, a todos sus príncipes como a Zébaj y a Salmunná,

83, 13 que habían dicho: "¡Para nosotros conquistemos los dominios de Dios!"

83, 14 Dios mío, ponlos como hoja en remolino, como paja ante el viento.

83, 15 Como el fuego abrasa una selva, como la llama devora las montañas,

83, 16 así persíguelos con tu tormenta, con tu huracán llénalos de terror.

83, 17 Cubre sus rostros de ignominia, para que busquen tu nombre, Yahveh.

83, 18 ¡Sean avergonzados y aterrados para siempre, queden confusos y perezcan,

83, 19 para que sepan que sólo tú tienes el nombre de Yahveh,Altísimo sobre toda la tierra!

 

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SALMO 84

Canto de peregrinación.

84, 1 Del maestro de coro. Según la... de Gat. De los hijos de Coré. Salmo.

84, 2 ¡Qué amables tus moradas, oh Yahveh Sebaot!

84, 3 Anhela mi alma y languidece tras de los atrios de Yahveh, mi corazón y mi carne gritan de alegría hacia el Dios vivo.

84, 4 Hasta el pajarillo ha encontrado una casa, y para sí la golondrina un nido donde poner a sus polluelos: ¡Tus altares, oh Yahveh Sebaot, rey mío y Dios mío!

84, 5 Dichosos los que moran en tu casa, te alaban por siempre.

84, 6 Dichosos los hombres cuya fuerza está en ti, y las subidas en su corazón.

84, 7 Al pasar por el valle del Bálsamo, lo hacen un hontanar, y la lluvia primera lo cubre de bendiciones.

84, 8 De altura en altura marchan, y Dios se les muestra en Sión.

84, 9 ¡Yahveh Dios Sebaot, escucha mi plegaria, tiende tu oído, oh Dios de Jacob!

84, 10 Oh Dios, escudo nuestro, mira, pon tus ojos en el rostro de tu ungido.

84, 11 Vale más un día en tus atrios que mil en mis mansiones, estar en el umbral de la Casa de mi Dios que habitar en las tiendas de impiedad.

84, 12 Porque Yahveh Dios es almena y escudo, él da gracia y gloria;Yahveh no niega la ventura a los que caminan en la perfección.

84, 13 ¡Oh Yahveh Sebaot, dichoso el hombre que confía en ti!

 

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SALMO 85

Oración por la paz y la justicia.

85, 1 Del maestro de coro. De los hijos de Coré. Salmo.

85, 2 Propicio has sido, Yahveh, con tu tierra, has hecho volver a los cautivos de Jacob;

85, 3 has quitado la culpa de tu pueblo, has cubierto todos sus pecados,

85, 4 has retirado todo tu furor, has desistido del ardor de tu cólera.

85, 5 ¡Haznos volver, Dios de nuestra salvación, cesa en tu irritación contra nosotros!

85, 6 ¿Vas a estar siempre airado con nosotros? ¿Prolongarás tu cólera de edad en edad?

85, 7 ¿No volverás a darnos vida para que tu pueblo en ti se regocije?

85, 8 ¡Muéstranos tu amor, Yahveh, y danos tu salvación!

85, 9 Voy a escuchar de qué habla Dios.Sí, Yahveh habla de paz para su pueblo y para sus amigos, con tal que a su torpeza no retornen.

85, 10 Ya está cerca su salvación para quienes le temen, y la Gloria morará en nuestra tierra.

85, 11 Amor y Verdad se han dado cita,Justicia y Paz se abrazan;

85, 12 la Verdad brotará de la tierra, y de los cielos se asomará la Justicia.

85, 13 El mismo Yahveh dará la dicha, y nuestra tierra su cosecha dará;

85, 14 La Justicia marchará delante de él, y con sus pasos trazará un camino.

 

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SALMO 86

Oración en la contrariedad.

86, 1 Oración. De David. Tiende tu oído, Yahveh, respóndeme, que soy desventurado y pobre,

86, 2 guarda mi alma, porque yo te amo, salva a tu siervo que confía en ti.Tú eres mi Dios,

86, 3 tenme piedad, Señor, pues a ti clamo todo el día;

86, 4 recrea el alma de tu siervo, cuando hacia ti, Señor, levanto mi alma.

86, 5 Pues tú eres, Señor, bueno, indulgente, rico en amor para todos los que te invocan;

86, 6 Yahveh, presta oído a mi plegaria, atiende a la voz de mis súplicas.

86, 7 En el día de mi angustia yo te invoco, pues tú me has de responder;

86, 8 entre los dioses, ninguno como tú, Señor, ni obras como las tuyas.

86, 9 Vendrán todas las naciones a postrarse ante ti, y a dar, Señor, gloria a tu nombre;

86, 10 pues tú eres grande y obras maravillas, tú, Dios, y sólo tú.

86, 11 Enséñame tus caminos Yahveh, para que yo camine en tu verdad, concentra mi corazón en el temor de tu nombre.

86, 12 Gracias te doy de todo corazón, Señor Dios mío, daré gloria a tu nombre por siempre,

86, 13 pues grande es tu amor para conmigo, tú has librado mi alma del fondo del seol.

86, 14 Oh Dios, los orgullosos se han alzado contra mí, una turba de violentos anda buscando mi alma, y no te tienen a ti delante de sus ojos.

86, 15 Mas tú, Señor, Dios clemente y compasivo, tardo a la cólera, lleno de amor y de verdad,

86, 16 ¡vuélvete a mí, tenme compasión!Da tu fuerza a tu siervo, salva al hijo de tu sierva.

86, 17 Haz conmigo un signo de bondad:Que los que me odian vean, avergonzados, que tú, Yahveh, me ayudas y consuelas.

 

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SALMO 87

Sión, madre de los pueblos.

87, 1 De los hijos de Coré. Salmo. Cántico. Su fundación sobre los santos montes

87, 2 ama Yahveh: las puertas de Sión más que todas las moradas de Jacob.

87, 3 Glorias se dicen de ti, ciudad de Dios:

87, 4 Yo cuento a Ráhab y Babel entre los que me conocen.Tiro, Filistea y Etiopía, fulano nació allí.

87, 5 Pero de Sión se ha de decir: "Todos han nacido en ella", y quien la funda es el propio Altísimo.

87, 6 Yahveh a los pueblos inscribe en el registro: "Fulano nació allí",

87, 7 y los príncipes, lo mismo que los hijos, todos ponen su mansión en ti.

 

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SALMO 88

Lamento en la extrema aflicción.

88, 1 Cántico. Salmo. De los hijos de Coré. Del maestro de coro. Para la enfermedad. Para la aflicción. Poema. De Hemán el indígena.

88, 2 Yahveh, Dios de mi salvación, ante ti estoy clamando día y noche;

88, 3 llegue hasta ti mi súplica, presta oído a mi clamor.

88, 4 Porque mi alma de males está ahíta, y mi vida está al borde del seol;

88, 5 contado entre los que bajan a la fosa, soy como un hombre acabado:

88, 6 relegado entre los muertos, como los cadáveres que yacen en la tumba, aquellos de los que no te acuerdas más, que están arrancados de tu mano.

88, 7 Me has echado en lo profundo de la fosa, en las tinieblas, en los abismos;

88, 8 sobre mí pesa tu furor, con todas tus olas me hundes. = Pausa. =

88, 9 Has alejado de mí a mis conocidos, me has hecho para ellos un horror, cerrado estoy y sin salida,

88, 10 mi ojo se consume por la pena.Yo te llamo, Yahveh, todo el día, tiendo mis manos hacia ti. = Pausa. =

88, 11 ¿Acaso para los muertos haces maravillas, o las sombras se alzan a alabarte?

88, 12 ¿Se habla en la tumba de tu amor, de tu lealtad en el lugar de perdición?

88, 13 ¿Se conocen en las tinieblas tus maravillas, o tu justicia en la tierra del olvido ?"

88, 14 Mas yo grito hacia ti, Yahveh, de madrugada va a tu encuentro mi oración;

88, 15 ¿por qué, Yahveh, mi alma rechazas, lejos de mí tu rostro ocultas?

88, 16 Desdichado y agónico estoy desde mi infancia, he soportado tus terrores, y ya no puedo más;

88, 17 han pasado tus iras sobre mí, tus espantos me han aniquilado.

88, 18 Me envuelven como el agua todo el día, se aprietan contra mí todos a una.

88, 19 Has alejado de mí compañeros y amigos, son mi compañía las tinieblas.

 

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SALMO 89

Himno y oración al Dios fiel.

89, 1 Poema. De Etán el indígena.

89, 2 El amor de Yahveh por siempre cantaré, de edad en edad anunciará mí boca tu lealtad.

89, 3 Pues tú dijiste: "Cimentado está el amor por siempre, asentada en los cielos mi lealtad.

89, 4 Una alianza pacté con mi elegido, un juramento hice a mi siervo David:

89, 5 Para siempre jamás he fundado tu estirpe, de edad en edad he erigido tu trono.

89, 6 Los cielos celebran, Yahveh, tus maravillas, y tu lealtad en la asamblea de los santos.

89, 7 Porque ¿quién en las nubes es comparable a Yahveh, quién a Yahveh se iguala entre los hijos de los dioses?

89, 8 Dios temible en el consejo de los santos, grande y terrible para toda su corte.

89, 9 Yahveh, Dios Sebaot, ¿quién como tú?, poderoso eres, Yahveh, tu lealtad te circunda.

89, 10 Tú domeñas el orgullo del mar, cuando sus olas se encrespan las reprimes;

89, 11 tú machacaste a Ráhab lo mismo que a un cadáver, a tus enemigos dispersaste con tu potente brazo.

89, 12 Tuyo es el cielo, tuya también la tierra, el orbe y cuanto encierra tú fundaste;

89, 13 tú creaste el norte y el mediodía, el Tabor y el Hermón exultan en tu nombre.

89, 14 Tuyo es el brazo y su bravura, poderosa tu mano, sublime tu derecha;

89, 15 Justicia y Derecho, la base de tu trono,Amor y Verdad ante tu rostro marchan.

89, 16 Dichoso el pueblo que la aclamación conoce, a la luz de tu rostro caminan, oh Yahveh;

89, 17 en tu nombre se alegran todo el día, en tu justicia se entusiasman.

89, 18 Pues tú eres el esplendor de su potencia, por tu favor exaltas nuestra frente;

89, 19 sí, de Yahveh nuestro escudo; del Santo de Israel es nuestro rey.

89, 20 Antaño hablaste tú en visión a tus amigos, y dijiste: "He prestado mi asistencia a un bravo, he exaltado a un elegido de mi pueblo.

89, 21 He encontrado a David mi servidor, con mi óleo santo le he ungido;

89, 22 mi mano será firme para él, y mi brazo le hará fuerte.

89, 23 No le ha de sorprender el enemigo, el hijo de iniquidad no le oprimirá;

89, 24 yo aplastaré a sus adversarios ante él, heriré a los que le odian.

89, 25 Mi lealtad y mi amor irán con él, por mi nombre se exaltará su frente;

89, 26 pondré su mano sobre el mar, sobre los ríos su derecha.

89, 27 El me invocará: ¡Tú, mi Padre, mi Dios y roca de mi salvación!

89, 28 Y yo haré de él el primogénito, el Altísimo entre los reyes de la tierra.

89, 29 Le guardaré mi amor por siempre, y mi alianza será leal con él;

89, 30 estableceré su estirpe para siempre, y su trono como los días de los cielos.

89, 31 Si sus hijos abandonan mi ley, y no siguen mis juicios,

89, 32 si profanan mis preceptos, y mis mandamientos no observan,

89, 33 castigaré su rebelión con vara, y su culpa con azote,

89, 34 mas no retiraré de él mi amor, en mi lealtad no fallaré.

89, 35 No violaré mi alianza, no cambiaré lo que sale de mis labios;

89, 36 una vez he jurado por mi santidad: ¡a David no he de mentir!

89, 37 Su estirpe durará por siempre, y su trono como el sol ante mí,

89, 38 por siempre se mantendrá como la luna, testigo fiel en el cielo.

89, 39 Pero tú has rechazado y despreciado, contra tu ungido te has enfurecido;

89, 40 has desechado la alianza con tu siervo, has profanado por tierra su diadema.

89, 41 Has hecho brecha en todos sus vallados, sus plazas fuertes en ruina has convertido;

89, 42 le han saqueado todos los transeúntes, se ha hecho el baldón de sus vecinos.

89, 43 A sus adversarios la diestra has exaltado, a todos sus enemigos has llenado de gozo;

89, 44 has embotado el filo de su espada, y no le has sostenido en el combate.

89, 45 Le has quitado su cetro de esplendor, y su trono por tierra has derribado;

89, 46 has abreviado los días de su juventud, le has cubierto de ignominia. = Pausa. =

89, 47 ¿Hasta cuándo te esconderás, Yahveh? ¿arderá tu furor por siempre como fuego?

89, 48 Recuerda, Señor, qué es la existencia, para qué poco creaste a los hijos de Adán.

89, 49 ¿Qué hombre podrá vivir sin ver la muerte, quién librará su alma de la garra del seol? = Pausa. =

89, 50 ¿Dónde están tus primeros amores, Señor, que juraste a David por tu lealtad?

89, 51 Acuérdate, Señor, del ultraje de tus siervos: cómo recibo en mi seno todos los dardos de los pueblos;

89, 52 así ultrajan tus enemigos, Yahveh, así ultrajan las huellas de tu ungido.

89, 53 ¡Bendito sea Yahveh por siempre! ¡Amén! ¡Amén!

 

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SALMO 90

Fragilidad del hombre.

90, 1 Oración. De Moisés, hombre de Dios. Señor, tú has sido para nosotros un refugio de edad en edad.

90, 2 Antes que los montes fuesen engendrados, antes que naciesen tierra y orbe, desde siempre hasta siempre tú eres Dios.

90, 3 Tú al polvo reduces a los hombres, diciendo: "¡Tornad, hijos de Adán!"

90, 4 Porque mil años a tus ojos son como el ayer, que ya pasó, como una vigilia de la noche.

90, 5 Tú los sumerges en un sueño, a la mañana serán como hierba que brota;

90, 6 por la mañana brota y florece, por la tarde se amustia y se seca.

90, 7 Pues por tu cólera somos consumidos, por tu furor anonadados.

90, 8 Has puesto nuestras culpas ante ti, a la luz de tu faz nuestras faltas secretas.

90, 9 Bajo tu enojo declinan todos nuestros días, como un suspiro consumimos nuestros años.

90, 10 Los años de nuestra vida son unos setenta, u ochenta, si hay vigor; mas son la mayor parte trabajo y vanidad, pues pasan presto y nosotros nos volamos.

90, 11 ¿Quién conoce la fuerza de tu cólera, y, temiéndote, tu indignación?

90, 12 ¡Enséñanos a contar nuestros días, para que entre la sabiduría en nuestro corazón!

90, 13 ¡Vuelve, Yahveh! ¿Hasta cuándo?Ten piedad de tus siervos.

90, 14 Sácianos de tu amor a la mañana, que exultemos y cantemos toda nuestra vida.

90, 15 Devuélvenos en gozo los días que nos humillaste, los años en que desdicha conocimos.

90, 16 ¡Que se vea tu obra con tus siervos, y tu esplendor sobre sus hijos!

90, 17 ¡La dulzura del Señor sea con nosotros! ¡Confirma tú la acción de nuestras manos!

 

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SALMO 91

Bajo las alas divinas.

91, 1 El que mora en el secreto de Elyón pasa la noche a la sombra de Sadday,

91, 2 diciendo a Yahveh: "¡Mi refugio y fortaleza, mi Dios, en quien confío!"

91, 3 Que él te libra de la red del cazador, de la peste funesta;

91, 4 con sus plumas te cubre, y bajo sus alas tienes un refugio: escudo y armadura es su verdad.

91, 5 No temerás el terror de la noche, ni la saeta que de día vuela,

91, 6 ni la peste que avanza en las tinieblas, ni el azote que devasta a mediodía.

91, 7 Aunque a tu lado caigan mil y diez mil a tu diestra, a ti no ha de alcanzarte.

91, 8 Basta con que mires con tus ojos, verás el galardón de los impíos,

91, 9 tú que dices: "¡Mi refugio es Yahveh!", y tomas a Elyón por defensa.

91, 10 No ha de alcanzarte el mal, ni la plaga se acercará a tu tienda;

91, 11 que él dará orden sobre ti a sus ángeles de guardarte en todos tus caminos.

91, 12 Te llevarán ellos en sus manos, para que en piedra no tropiece tu pie;

91, 13 pisarás sobre el león y la víbora, hollarás al leoncillo y al dragón.

91, 14 Pues él se abraza a mí, yo he de librarle; le exaltaré, pues conoce mi nombre.

91, 15 Me llamará y le responderé; estaré a su lado en la desgracia, le libraré y le glorificaré.

91, 16 Hartura le daré de largos días, y haré que vea mi salvación.

 

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SALMO 92

Cántico del justo.

92, 1 Salmo. Cántico. Para el día de sábado.

92, 2 Bueno es dar gracias a Yahveh, y salmodiar a tu nombre, Altísimo,

92, 3 publicar tu amor por la mañana, y tu lealtad por las noches,

92, 4 al son del arpa de diez cuerdas y la lira, con un susurro de cítara.

92, 5 Pues con tus hechos, Yahveh, me regocijas, ante las obras de tus manos grito:

92, 6 ¡Qué grandes son tus obras, Yahveh, qué hondos tus pensamientos!

92, 7 El hombre estúpido no entiende, el insensato no comprende estas cosas.

92, 8 Si brotan como hierba los impíos, si florecen todos los agentes de mal, es para ser destruidos por siempre;

92, 9 mas tú, Yahveh, eres excelso por los siglos.

92, 10 Mira cómo tus enemigos perecen, se dispersan todos los agentes de mal.

92, 11 Pero tú alzas mi frente como la del búfalo, derramas sobre mí aceite nuevo;

92, 12 mi ojo desafía a los que me acechaban, mi oído escucha a los malvados.

92, 13 Florece el justo como la palmera, crece como un cedro del Líbano.

92, 14 Plantados en la Casa de Yahveh, dan flores en los atrios del Dios nuestro.

92, 15 Todavía en la vejez producen fruto, se mantienen frescos y lozanos,

92, 16 para anunciar lo recto que es Yahveh: mi Roca, no hay falsedad en él.

 

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SALMO 93

El Dios de majestad.

93, 1 Reina Yahveh, de majestad vestido,Yahveh vestido, ceñido de poder, y el orbe está seguro, no vacila.

93, 2 Desde el principio tu trono esta fijado, desde siempre existes tú.

93, 3 Levantan los ríos, Yahveh, levantan los ríos su voz, los ríos levantan su bramido;

93, 4 más que la voz de muchas aguas más imponente que las ondas del mar, es imponente Yahveh en las alturas.

93, 5 Son veraces del todo tus dictámenes; la santidad es el ornato de tu Casa, oh Yahveh, por el curso de los días.

 

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SALMO 94

El Dios de justicia.

94, 1 ¡Dios de las venganzas, Yahveh,Dios de las venganzas, aparece!

94, 2 ¡Levántate, juez de la tierra, da su merecido a los soberbios!

94, 3 ¿Hasta cuándo los impíos, Yahveh, hasta cuándo triunfarán los impíos?

94, 4 Cacarean, dicen insolencias, se pavonean todos los agentes de mal.

94, 5 A tu pueblo, Yahveh, aplastan, a tu heredad humillan.

94, 6 Matan al forastero y a la viuda, asesinan al huérfano.

94, 7 Y dicen: "No lo ve Yahveh, el Dios de Jacob no se da cuenta."

94, 8 ¡Comprended, estúpidos del pueblo!, insensatos, ¿cuándo vais a ser cuerdos?

94, 9 El que plantó la oreja, ¿no va a oír?El que formó los ojos, ¿no ha de ver?

94, 10 El que corrige a las naciones, ¿no ha de castigar?El que el saber al hombre enseña,

94, 11 Yahveh, conoce los pensamientos del hombre, que no son más que un soplo.

94, 12 Dichoso el hombre a quien corriges tú, Yahveh, a quien instruyes por tu ley,

94, 13 para darle descanso en los días de desgracia, mientras se cava para el impío la fosa.

94, 14 Pues Yahveh no dejará a su pueblo, no abandonará a su heredad;

94, 15 sino que el juicio volverá a la justicia, y en pos de ella todos los de recto corazón.

94, 16 ¿Quién se alzará por mí contra los malvados? ¿quién estará por mí contra los agentes de mal?

94, 17 Si Yahveh no viniese en mi ayuda, bien presto mi alma moraría en el silencio.

94, 18 Cuando digo: "Vacila mi pie", tu amor, Yahveh, me sostiene;

94, 19 en el colmo de mis cuitas interiores, tus consuelos recrean mi alma.

94, 20 ¿Eres aliado tú de un tribunal de perdición, que erige en ley la tiranía?

94, 21 Se atropella la vida del justo, la sangre inocente se condena.

94, 22 Mas Yahveh es para mí una ciudadela, mi Dios la roca de mi amparo;

94, 23 él hará recaer sobre ellos su maldad, los aniquilará por su malicia,Yahveh, nuestro Dios, los aniquilará.

 

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SALMO 95

Invitatorio.

95, 1 Venid, cantemos gozosos a Yahveh, aclamemos a la Roca de nuestra salvación;

95, 2 con acciones de gracias vayamos ante él, aclamémosle con salmos.

95, 3 Porque es Yahveh un Dios grande,Rey grande sobre todos los dioses;

95, 4 en sus manos están las honduras de la tierra, y suyas son las cumbres de los montes;

95, 5 suyo el mar, pues él mismo lo hizo, y la tierra firme que sus manos formaron.

95, 6 Entrad, adoremos, prosternémonos, ¡de rodillas ante Yahveh que nos ha hecho!

95, 7 Porque él es nuestro Dios, y nosotros el pueblo de su pasto, el rebaño de su mano. ¡Oh, si escucharais hoy su voz!:

95, 8 No endurezcáis vuestro corazón como en Meribá, como el día de Massá en el desierto,

95, 9 donde me pusieron a prueba vuestros padres, me tentaron aunque habían visto mi obra.

95, 10 Cuarenta años me asqueó aquella generación, y dije: Pueblo son de corazón torcido, que mis caminos no conocen.

95, 11 Y por eso en mi cólera juré: ¡No han de entrar en mi reposo!"

 

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SALMO 96

Yahvé, rey y juez.

96, 1 ¡Cantad a Yahveh un canto nuevo, cantad a Yahveh, toda la tierra,

96, 2 cantad a Yahveh, su nombre bendecid!Anunciad su salvación día tras día,

96, 3 contad su gloria a las naciones, a todos los pueblos sus maravillas.

96, 4 Que grande es Yahveh, y muy digno de alabanza, más temible que todos los dioses.

96, 5 Pues nada son todos los dioses de los pueblos.Mas Yahveh los cielos hizo;

96, 6 gloria y majestad están ante él, poder y fulgor en su santuario.

96, 7 Rendid a Yahveh, familias de los pueblos, rendid a Yahveh gloria y poder,

96, 8 rendid a Yahveh la gloria de su nombre.Traed ofrendas y en sus atrios entrad,

96, 9 postraos ante Yahveh en esplendor sagrado, ¡tiemble ante su faz la tierra entera!

96, 10 Decid entre las gentes: "¡Yahveh es rey!"El orbe está seguro, no vacila; él gobierna a los pueblos rectamente.

96, 11 ¡Alégrense los cielos, regocíjese la tierra, retumbe el mar y cuanto encierra;

96, 12 exulte el campo y cuanto en él existe, griten de júbilo todos los árboles del bosque,

96, 13 ante la faz de Yahveh, pues viene él, viene, sí, a juzgar la tierra!El juzgará al orbe con justicia, a los pueblos con su lealtad.

 

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SALMO 97

Yahvé triunfante.

97, 1 ¡Reina Yahveh! ¡La tierra exulte, alégrense las islas numerosas!

97, 2 Nube y Bruma densa en torno a él,Justicia y Derecho, la base de su trono.

97, 3 Delante de él avanza fuego y a sus adversarios en derredor abrasa;

97, 4 iluminan el orbe sus relámpagos, lo ve la tierra y se estremece.

97, 5 Los montes como cera se derriten ante el Dueño de la tierra toda;

97, 6 los cielos anuncian su justicia, y todos los pueblos ven su gloria.

97, 7 ¡Se avergüenzan los que sirven a los ídolos, los que se glorían de vanidades; se postran ante él todos los dioses!

97, 8 Sión lo oye y se alboroza, exultan las hijas de Judá a causa de tus juicios, Yahveh.

97, 9 Porque tú eres Yahveh, el Altísimo sobre toda la tierra, muy por encima de los dioses todos.

97, 10 Yahveh ama a los que el mal detestan, él guarda las almas de sus fieles y de la mano de los impíos los libra.

97, 11 La luz se alza para el justo, y para los de recto corazón la alegría.

97, 12 Justos, alegraos en Yahveh, celebrad su memoria sagrada.

 

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SALMO 98

El juez de la tierra.

98, 1 Salmo. Cantad a Yahveh un canto nuevo, porque ha hecho maravillas; victoria le ha dado su diestra y su brazo santo.

98, 2 Yahveh ha dado a conocer su salvación, a los ojos de las naciones ha revelado su justicia;

98, 3 se ha acordado de su amor y su lealtad para con la casa de Israel.Todos los confines de la tierra han visto la salvación de nuestro Dios.

98, 4 ¡Aclamad a Yahveh, toda la tierra, estallad, gritad de gozo y salmodiad!

98, 5 Salmodiad para Yahveh con la cítara, con la cítara y al son de la salmodia;

98, 6 con las trompetas y al son del cuerno aclamad ante la faz del rey Yahveh.

98, 7 Brama el mar y cuanto encierra, el orbe y los que le habitan;

98, 8 los ríos baten palmas, a una los montes gritan de alegría,

98, 9 ante el rostro de Yahveh, pues viene a juzgar a la tierra; él juzgará al orbe con justicia, y a los pueblos con equidad.

 

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SALMO 99

Dios, rey justo y santo.

99, 1 Reina Yahveh, los pueblos tiemblan; se sienta en querubines, la tierra se estremece;

99, 2 grande es Yahveh en Sión.Excelso sobre los pueblos todos;

99, 3 loen tu nombre grande y venerable: santo es él.

99, 4 Poderoso rey que el juicio ama, tú has fundado el derecho, juicio y justicia tú ejerces en Jacob.

99, 5 Exaltad a Yahveh nuestro Dios, postraos ante el estrado de sus pies: santo es él.

99, 6 Moisés y Aarón entre sus sacerdotes,Samuel entre aquellos que su nombre invocaban, invocaban a Yahveh y él les respondía.

99, 7 En la columna de nube les hablaba, ellos guardaban sus dictámenes, la ley que él les dio.

99, 8 Yahveh, Dios nuestro, tú les respondías,Dios paciente eras para ellos, aunque vengabas sus delitos.

99, 9 Exaltad a Yahveh nuestro Dios, postraos ante su monte santo: santo es Yahveh, nuestro Dios.

 

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SALMO 100

Exhortación a la alabanza.

100, 1 Salmo. Para la acción de gracias. ¡Aclamad a Yahveh, toda la tierra,

100, 2 servid a Yahveh con alegría, llegaos ante él entre gritos de júbilo!

100, 3 Sabed que Yahveh es Dios, él nos ha hecho y suyos somos, su pueblo y el rebaño de su pasto.

100, 4 ¡Entrad en sus pórticos con acciones de gracias, con alabanzas en sus atrios, dadle gracias, bendecid su nombre!

100, 5 Porque es bueno Yahveh, para siempre su amor, por todas las edades su lealtad.

 

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